Educación Inicial – Primaria
La natación es un deporte muy completo en lo referido al desarrollo físico ya que es un ejercicio aeróbico en el que se ven implicados dos tercios de los músculos del cuerpo, potenciando la fuerza, la resistencia y la flexibilidad. Se puede practicar a cualquier edad, el riesgo de lesiones es menor que en otro tipo de deportes y su práctica habitual tiene beneficios para el cuerpo a medio y largo plazo. Se adapta a los distintos niveles de estado físico, ideal tanto como para quienes están empezando y para deportistas que ya poseen un alto nivel de entrenamiento. No solo es un gran deporte en si mismo, también es un excelente complemento para otras disciplinas. Algunos de sus beneficios son:
- Produce bajo impacto sobre los huesos y articulaciones.
Al sumergir nuestro cuerpo en el agua para la práctica deportiva, éste “pesa menos”, se rige por el principio de la flotabilidad y no recibe el impacto del asfalto o superficies duras al que hace frente en otros deportes. De esa forma, las articulaciones se desgastan menos y se preservan mejor.
- Mayor flexibilidad y elasticidad
Al nadar utilizamos la mayoría de los grupos musculares de nuestro cuerpo, tanto el tren superior como el inferior además de tronco y cabeza, por lo que las articulaciones están más flexibles y los músculos se tonifican y fortalecen, sobre todo los de la espalda. Por eso es un ejercicio muy recomendado para quienes sufren hernias, lumbálgias, problemas de caderas, mala postura corporal etc.
En óptimas condiciones y según la intensidad a la que se practique, con la natación se pueden quemar entre 500 y 600 calorías por hora. Por ello es habitual que se incorpore en las rutinas de quienes comienzan un programa de pérdida de peso.
- Combatir enfermedades crónicas como el asma, la diabetes o el colesterol.
Al ser un ejercicio aeróbico, de intensidad baja pero que se desarrolla durante periodos de tiempo más largos, ayuda a bajar los niveles de colesterol en sangre y produce mayor sensibilidad a la insulina, disminuyendo los niveles de glucosa en sangre.
- Mejora del sistema respiratorio y aumento de la capacidad pulmonar
Aprender a respirar es el primer paso para disfrutar de la natación, con cada brazada y con cada toma de aire se favorece al sistema respiratorio.
- Beneficios neuronales y cognitivos
Al nadar ponemos en marcha los dos hemisferios cerebrales y los cuatro lóbulos del cerebro lo que parece que conllevar a mayor cognición, además, se producen enlaces neuronales y mayor activación del cerebro que recibe más oxígeno.
- Beneficios cardiorespiratorios
La natación mejora el consumo de oxígeno hasta un 10% y el corazón puede impulsar la sangre hasta un 18% más. Esto revierte en una mejor circulación ya que disminuye la frecuencia cardíaca, mientras que los ejercicios respiratorios implican un aumento de la resistencia cardiorespiratoria.
Al sumergirnos en el agua y concentrarnos en la respiración se produce un efecto inmediato: el cuerpo se relaja y se reduce la sensación de estrés, además mejoran los síntomas de la depresión.
- Liberan endorfinas que potencian una actitud positiva, la sensación de bienestar se apodera del deportista y se liberan tensiones.